16/9/09

Sabiduría de abuelas



Si realmente amas algo, deja que sea libre.
Si vuelve, siempre será tuyo. Si no vuelve, es que nunca fue tuyo.
Pero si ese algo se sienta en tu salón,
desordena todas tus cosas, se come tu comida,
usa tu teléfono y tu dinero,
y además parece no darse cuenta de que le dejaste libre ...
O bien te has casado o has tenido un niño.

Buen día para todos.
Óscar P.C.

15/9/09

De imperativo se habla

Me surgió la duda hoy de cómo se escribe el imperativo singular cuando éste termina en ene, "n", y el pronombre que sigue es "nos" (que yo sepa ahora mismo, el caso de poner y tener y sus derivados: posponer, reponer, contener, ...).
Pues bien, se conservan todas las "n" habidas y por haber.
La duda me vino cuando quería poner en el blog de una amiga "ponnos más fotos". En un primer intento de ver si "ponnos" existía o no, quizás os resulte una tontería pero nunca lo había escrito, consulté a mi amigo "Google". Y el tío se empeñó en darme todos los resultados de "fotos pornos" que encontró en su búsqueda.
Entre tanta imagen digital, encontré este enlace donde la duda quedó aclarada.
Abrazos a todos los hispano-parlantes de cualquier lado del mundo. Qué bonito es nuestro idioma y qué afortunados de ser tantos hablantes con tantas variantes del mismo.
Buen día.
Óscar P.C.

14/9/09

¿Quién anda ahí?

Si a nuestras vidas les vamos quitando aderezos y las desnudamos, y las devolvemos o dejamos con la esencia, es decir, con lo que vinieron a la vida para ser vida, ¿qué nos queda?, ¿qué hay ahí?, ¿o quién? Toc-toc.
Nosotros mismos. Yo mismo.

Es un juego de imaginación que vengo haciendo de vez en cuando. Curiosamente me reconforta, me hace sentir bien; me gusta encontrarme conmigo mismo en las tardes de invierno en el sofá de casa mientras ceno mis verduras hervidas, o en la jornada de trabajo mientras me dejo llevar por los sueños.
Pero sobre todo me regocijo con esta abstracción ante las adversidades, ya sean mínimas, máximas, justificadas o no. Me gusta saber que si carezco de todo, aún quedo yo. Yo con mis pensamientos, mis recuerdos, mis felicidades. Yo con mis defectos y virtudes.

Quizá sea demasiado egocéntrico. Pero ojo, me funciona.
Quizá abuso en ocasiones, sobre todo en ésas en las que un pequeño contratiempo es toda una galaxia de supernovas y exoplanetas. Ésas en las que me gusta sentirme víctima porque hay un pequeño placer en ello. Y mi mente, que ya ha aprendido a cómo salir de ese agujero negro, busca soledad y una a una va derrumbado capas hasta que se tranquiliza por saber que tras todos los telones aún estoy por aquí.
Preparado para la función.

Abrazos.
Óscar P.C.

10/9/09

Bangkok

Siempre me he sentido atraído por la sonoridad de la pronunciación de Bangkok; esa terminación tan sonora, o debería decir “sorda” por la duplicidad del fonema “k” que tanto me gusta (oclusivo, velar y sordo), ejerció desde que yo recuerdo una atracción simplemente fundada en eso mismo, en mi gusto por el nombre de la ciudad. No sabía mucho de la historia, ni de sus habitantes, ni de sus monumentos, ni de la cultura de sus moradores. Sí sabía que es la capital de Tailandia, que hacían masajes revitalizadores, que había un río y algo llamado “tuk tuk” o “chuk chuk”.

Pues bien, como Bangkok era escala obligatoria en mi periplo de Madrid a Sydney, no había excusa para no parar. Además los dados del destino jugaron a mi favor, y César y Patricia, recién casados y de viaje de novios, harían parada de tres días, nada más y nada menos, que allí mismo. No solo son buenos amigos míos, sino buenos organizadores de viajes, así que estaba en buenas manos.

Llegué a mi hotel después de pagar 5 veces más al taxista de lo que debería haberle pagado, dar propinas exageradas por no tener billetes pequeños a cualquier persona que me ayudara con la maleta y tener más que dificultades para hablar en inglés con el personal.

Me cuesta escribir sobre esta ciudad. Reconozco que no me sale espontáneamente. Lo pasé muy bien, pero creo que mis amigos hicieron que la estancia fuera mucho más placentera que lo que la ciudad ofrecía en sí.

Aún así, mis impresiones de Bangkok son contrapuestas. Por una parte, la ciudad me pareció sucia, caótica, con un sobre esfuerzo añadido en regatear el precio final de absolutamente todo.

Por otro lado, los monumentos son impresionantes, no solo los de la ciudad, sino los de los alrededores. Pero he de reconocer que debí de esperar a repasar mis fotos para llegar a esta conclusión. E incluso ahora, cuando estoy repasando el álbum fotográfico, creo que todo es más bonito de lo que en ese momento juzgué.

Pero eso sí, muchas personas dicen que debes de ir más de una vez para que empiece a gustarte.

No me hice el famoso masaje que Joaquín me recomendó. El único día que tuve más libre conocí a un grupo de chicos de Barcelona y me fui a pasar el día con ellos.
Aquí van algunas fotos que tomaron César y Patricia. No tengo las mías aquí ahora mismo.

Palacio Real. Es preciosísimo. Aquí, solo un detalle de una columna de un edificio dentro de un complejo que es en sí mismo una ciudad.




Los tres en paseo por elefantes. En la foto queda divino. En la realidad fue un paseo por un descampado en la mitad de una barrio periférico de Bangkok, es decir, como si te dieran un paseo por detrás del IKEA de Alcorcón.



Esto sí es impresionante. Son monumentos en las afueras de Bangkok. Aquí Patricia y yo.



César pasándoselo en grande con el elefante.




Tras cruzar el río...



Buda tumbado:



Un abrazo enorme.
Óscar