29/1/09

Gri gri

Siempre he pensado que la madre naturaleza es sabia, hasta que desde hace una semana, un pequeño grillo decidiera instalar su campamento base justo debajo de mi ventana. Los primeros días pensé que era afortunado por poder deleitarme con los sonidos que mis antecesores escuchaban cuando vivían en contacto más directo con el medio natural.
Pero desde antes de ayer, que de nuevo parece que el señor insomnio ha decidido visitarme por otra temporada, no puedo soportar el ruido semi-metálico con el que mi amigo grillo se empeña en darme un concierto sin tregua ni pausa.

Así que saldré en su busca esta tarde y le invitaré, cordialmente primero y por la fuerza si se resiste, a moverse a la zona más alejada de mi ventana o bien a la callejuela de atrás, esa donde dejamos cada lunes la basura.

Pero esta no es mi primera vivencia “grillil”. Esta Navidad, cuando pasé unos días en Perth, una noche decidí conducir el coche de alquiler que Jonathan y yo rentamos por esos días. Me hacía ilusión conducir en Australia por primera vez. Pues a medio camino, me salta al cristal delantero un bicho blanco viscoso, que como si el viento y la velocidad no fueran con él, se paseaba alegremente de un lado a otro. Jonathan, que me demostró ser un experto en flora y fauna australiana, me ilustró diciendo que era un grillo típico del “bush”, que es como llaman a la flora autóctona aquí.

A la mañana siguiente, cuando estaba cargando el maletero en el hotel, ahí que aparece el bicho blanco viscoso. “No pánico Oscar” – me dije – “es solo un grillo y lo máximo que te va a hacer es tocarte una serenata o la quinta de Beethoven si hoy se encuentra inspirado”. Así que con un papel, intenté apartarle de mi coche. Pues no sé cómo lo hizo que se metió en el maletero y desapareció. Lo estuvimos buscando por todas partes, pero grillo listo, no se dejó ver.

Al cabo de todo el día, ya por la noche, ponemos el aire acondicionado y por uno de los orificios del lado del copiloto (yo en ese momento) aparece el grillo con ese color de harina mojada y ese aire de “hago lo que quiero y me paseo por tu coche y no me puedes atrapar”. Con otro papel intenté cazarlo, pero grillo malo, se las apañó para meterse por otro agujero.
El grillo me estaba dando malas vibraciones, pero Jonathan, como si yo fuera un niño pequeño, me calmó diciendo que era solo un grillo, como ese que aparecía en el Pinocho de Walt Disney, y que le podíamos llamar así (Gemini en la versión original, Pepito en la versión hispana) y que fuera nuestro grillo. Joe, pues parecerá una tontería, pero la visión del grillo de Pinocho me calmó. La psicología, lo que hace.

Ya os contaré si con o sin psicología consigo exiliar a mi nuevo vecino. Un abrazo y os deseo buen finde y que mejor, que hacerlo con Amaral:

28/1/09

Muelas y dientes

La semana pasada estaba lavándome los dientes frente al espejo y decidí hacer una inspección ocular a los mismos. Me apoyé en el lavabo, me puse cerca del espejo y abrí la boca:
“Aaaaaaaaa” (sonido que salió espontáneamente al abrir la boca para inspección)
“Ohhhhhhh” (sonido de sorpresa al descubrir en mis dos muelas inferiores izquierdas dos manchas negras, seguramente caries).

Sí señores, qué sorpresa. Desde luego que la dentadura es de lo más desagradecida. La lavo cada vez que como algo y ella me paga con dos caries que se traducirán en empastes y sacudida a la cuenta corriente. La verdad, es que hace al menos año y medio que no voy al dentista. Es que el tiempo pasa volando. Recuerdo que fui antes de irme a Estados Unidos y luego al volver a España, con el lío de la tesis, mi salud bucal paso a un segundo plano.

Así que me puse a buscar en Internet el dentista más cercano. Llamé y una voz amable me dice al otro lado del teléfono que para qué deseo ir al dentista. Quiero decir que para una revisión rutinaria, pero lo de “routinary revision” parece no entenderlo, así que decido explicarme mejor. La voz amable concluye, algo aturdida por mi charleta, que lo que quiero es un “check up” (fíjate que fácil, un chequeo en español, joder, por qué no traduciré mas literalmente de vez en cuando. Sólo tengo que cambiar la palabra en español por la de inglés y añadir “up”, “out” o lo que me salga en el momento).

Bueno, pues hoy me he presentado en mi dentista. Me ha caído muy bien. Un tipo muy majete que se llama Kevin. Y cuando llegas, te dan unas gafas de sol de lo más modernas para que la luz de la camilla no te ciegue. Qué considerados.

Resulta que mis caries, son manchas. ¿ ¿ ¿Manchas??? Pero si me lavo, me froto y me refroto los dientes. Pues según Kevin, si bebo café (que lo bebo, y en cantidades industriales), té (que me he aficionado) o vino tinto (joé, pues claro que bebo vino tinto de vez en cuando) mis dientes están predestinados a sufrir de manchas temporales.

Sin embargo, tengo un par de mini caries entre dos dientes porque, según el odontólogo, debo pasarme mejor el hilo dental. ¿ ¿ ¿Hilo dental??? “Ejem ejem” (onomatopeya de carraspera provocada).
Me he incorporado de mi letargo de la camilla y alzando mis gafas de sol confesé cual papagayo, “Kevin (pausa), entre tú, yo y tu auxiliar de clínica rusa con cara de pocos amigos, no me paso el hilo dental casi nunca”. Y es que lo admito señores, el hilo dental me aburre, me hace sangrar las encías y no tengo paciencia. Pero parece que es necesario.

Aún así, para levantarme el ánimo y tener excusa para cobrarme 100 dólares más, Kevin+auxiliar con cara de malas pulgas me han hecho una limpieza y me siento como nuevo. He estado sonriendo a todo el que me he encontrado desde que estoy limpio (bucalmente hablando, porque uno es muy aseadito en general).

Un abrazo para todos.

27/1/09

Escapada al norte

Estimados todos. ¿Qué tal va la semana?
Tras un breve paréntesis de tres días, hoy ha sido mi vuelta al trabajo. Que por cierto, por raro que parezca no ha sido nada dura. Últimamente vengo al trabajo más feliz que una perdiz y se me pasa el tiempo volando. Esto es una buena señal. Cada vez voy teniendo menos pensamientos de abandonar todo y dedicarme a ser panadero, pensamiento recurrente que siempre me viene a la cabeza cuando estoy hasta el gorro de todo.
El motivo de este fin de semana con día extra es que el pasado lunes fue el día Nacional de Australia que conmemora el día que llegó "la primera flota" con el fin de establecer una colonia, se desplegó la bandera británica por por primera vez en lo que hoy es Sydney y se declaró este territorio soberanía británica.
Todo esto pasó en el 1788. La "primera flota" estaba compuesta por 11 barcos dirigidos por el capitán Arthur Philip, el cuál tenía órdenes de establecer la colonia en lo que se conoce como Botany Bay (al sur del centro de la ciudad), que fue previamente explorada por el capitán James Cook en el 1770.
Sin embargo, Philip consideró que esta bahía no era idónea y se dirigió un poco más al norte con dos de los once barcos hasta que encontró la ubicación que consideró oportuna.
Sydney fue fundando como una colonia penal a donde enviar los prisioneros de las cárceles de la metrópoli. Se hacía necesaria la posesión de un nuevo asentamiento, ya que las colonias del norte de América se habían independizado ya.
Y en resumen este viene a ser el origen del día de Australia o al menos, de lo que es la Australia moderna.
Para celebrarlo fui a pasar un par de días a la Central Coast, que estará como a unos 120 km al norte de Sydney. No fui con once barcos y un grupo de reclusos en plan Capitán Philip, sino que cogí el tren y fui con unos amigos. Mi primera sorpresa llegó al poco de dejar las zonas más urbanas de Sydney, cuando el tren se adentra en una serie de colinas cubiertas completamente por eucaliptos. Poco después, las vías del tren bordean una serie de lagos, remontando el curso de un río de grandes dimensiones. Y por fin llegamos a la zona en cuestión. Me quedé realmente impresionado de las playas tan paradisiácas al lado de una vegetación tan verde y frondosa. Y además, casi nadie a nuestro alrededor, es decir, un paraíso casi privado y todo a 2 horas en tren de Sydney.

Os dejo un par de fotos. La pena es que estaba nublado, pero os hacéis una idea.

Un abrazo para todos.




19/1/09

Venus en el cielo

Pocas cosas disfruto tanto como un paseo nocturno.

Después de cenar, he cogido la bicicleta y me ido a la bahía queda más cercana a mi casa.

Solo ver el agua y a lo lejos, el puente de la ópera y los rascacielos iluminados, mitigados por el susurro suave del viento acariciando el mar, me da alegría y paz al mismo tiempo. Además hoy el cielo está estrellado, con Venus dominando sobre cualquier otro astro que se atrevía a lucir.
Una chica pasea también sola y me dan ganas de decirle hola y compartir mi soledad con ella por el momento que dura el saludo. Pero me lo guardo para mí, aunque la sonrío. Más adelante, me topo con un chico que está parado. Pienso que estará pensando. Pero según me acerco veo que está bebiendo y le veo cara de tristeza. Enseguida empiezo a formar historias trágicas en mi cabeza sobre qué le habrá pasado; sigo pedaleando y al doblar la esquina me encuentro con la visión de los rascacielos del centro. Y miro al agua, y veo que está cristalina. Me siento en un banco mientras una pareja ojea el cartel de “se vende” de las lujosas casas que se encuentran a mi espalda. Fantaseo pensando que yo viviré ahí y que la pareja pierde el tiempo.

Y decido deshacer el camino ya hecho. Y veo al chico con su botella, y a la chica que camina feliz con su soledad, y a algunos corredores, y a más parejas. Y voy dejando a mi espalda los rascacielos, los puentes, y el agua que se escapa hacia el océano. Pero voy hacia Venus, que hoy brilla como queriendo decir “mira qué noche tan bonita”.
Buena semana para todos

PD: Ahora me queda la cuesta de 86 grados camino a casa. Esto ya no es tan bucólico.

8/1/09

Dorado como el sol y rojo pasión

Hay ocasiones y días en que las cosas no salen como yo querría. Y eso hace que me plantee si realmente el criterio por el que mido lo bueno o lo malo en la vida es correcto, o por el contrario debo reajustar mi brújula interior.
Y mientras pienso, me invade un sentimiento de tristeza.

Me calma enormemente saber que en última instancia yo controlo la brújula y yo decido como seguir hacia adelante.

Pero lo que nunca falla es llamar por teléfono a una voz amiga, contarle como van tus puntos cardinales y echarte unas risas. O improvisar una cena con conocidos y olvidarme de que la vida es mucho más que mis pequeñas vicisitudes cardio-éticas.

Porque la vida es muy rica en colores y hay que aprender a sintonizarla y sobre todo, a disfrutarla. Y hoy, no me dejaré invadir por esa melancolía, me niego a estar en blanco y negro y ahora mismo reservo en el restaurante de “El norte”, porque no quiero perderlo.

Besos para todos, ya sabéis, en colores

6/1/09

Los Reyes Magos de Oriente

Anoche llegaron procedentes de Oriente los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, cargados de regalos para todos.
La noche del 5, como manda la tradición, la cabalgata real, con los acompañantes de los Reyes, y al final de ésta, sus majestades, es recibida en las calles de todas las ciudades por niños y mayores. Todos los componentes de dicho desfile van lanzando dulces y camaramelos al público congregado.
Además, esa noche se come el típico roscón de Reyes con su sorpresa dentro. La costumbre es que quien encuentra la figurita paga un nuevo roscón. Lo que en mi casa ocurría, es que la figurita iba a parar a la parte de arriba de la televisión. Hasta que llegó un año que hubo superpoblación de figuritas y tuvimos que hacer un diezmado (aquéllas que habían sido mutiladas por el cuchillo al partir el roscón fueron a parar a la basura).

Ya por la noche, y antes de irte a la cama, debes dejar tu zapato para que los Reyes identifiquen dónde deben dejar los regalos. Y hay que dejar agua para los camellos, algún licor para los Reyes, y no viene mal dejar algo de comida por si están hambrientos.

Y a la mañana siguiente, la del 6 de enero, cuando te levantas, ahí están todos tus regalos alrededor de tu zapato, zapatilla, alpargata o pantufla.
Y más y más roscón de Reyes.

De todas las fiestas navideñas, la de Reyes, creo que es la más especial y a la que más cariño tengo.
Desde hace unos años, además, mis amigos del barrio y yo vamos a casa de mis padres a que nos inviten a roscón con chocolate o café. Y además de que mis padres disfrutan enormemente de las visitas, lo pasamos estupendamente. Y luego, bajamos a la cabalgata del barrio, a la cabalgata de Aluche, que aunque sin tanto glamour cómo la centro, es nuestra cabalgata, con niños de 5 años y ancianos de 75 corriendo ambos ilusionados a coger los caramelos. O las señoras con los paraguas abiertos y colocados estratégicamente al revés para coger así todos los dulces posibles, o los macarillas o chicos malos lanzando de vuelta los caramelos a ver quién apunta mejor a dar a cualquiera de los Reyes, etc.

Y justo ayer, me pude ver, maravillas de Internet, a mis padres, mi hermano y mis amigos, todos juntos en casa.

Esta foto es de hace justo un año (mi madre no aparece porque odia las fotos):



Y ésta es una foto del roscón de Reyes, para los que no lo conocéis:




Abrazos enormes y feliz noche de Reyes.