14/2/16

Vida de Plan (serie de pensamientos, #1)

Sólo con la ingenuidad que prima en la juventud predecía yo lo que sería mi vida. A los 26 años más o menos, pensaba que terminaría el doctorado 3 años después, conseguiría una plaza fija de profesor ni más ni menos que en la misma universidad donde cursaba dichos estudios y me compraría una casa en aquel apacible pueblo pequeño al pie de las montañas al noroeste de Madrid, o en la sierra, como decimos en aquellos lares. Seriamente y genuinamente, todo esto lo daba casi por hecho.

Hasta que un día recibí un correo de mi tutor mientras estaba de estancia por mi doctorado en Estados Unidos:
"Querido Óscar:
Cuando termines tu doctorado, aquí no hay posibilidad de trabajo por el momento. Aprovecha que estás ahora allí, haz contactos y busca trabajo".

Estas no fueron las palabras exactas porque ya hace mucho tiempo de ellas y no me acuerdo, pero sí la idea. Y la verdad que le agradecí mucho que fuera tan directo y se preocupara por mi futuro.

Estas simples dos frases me llevaron a desmontar aquella vida que era sueño, y construir otra vida que está resultando ser maravillosa.

E inevitablemente y afortunadamente, sigo construyendo nuevos sueños; para quizá después derribarlos o no; y siempre creando nuevos.

La vida se transforma, y nosotros con ella. Y eso así. El momento presente es ahora: las personas a tu alrededor, los lugares donde te hallas, los sentimientos, los sueños y tus recuerdos. Y todo y todos estamos en continuo cambio, incluídos nuestros sueños.

Señores y señoras, a soñar que son dos días y disfrutar de esta vida pasajera.

Óscar PC.

10/2/16

Extrañando escribir

No me considero un escritor. He de reconocer que sí fantaseo a menudo con ser uno de ellos, y me imagino a mí mismo escribiendo la novela del siglo en un café o haciendo investigación en un archivo para mi próximo libro. Sin embargo, de las redacciones que nos mandaban escribir los profesores en primaria, algún que otro párrafo suelto en mi cuaderno de reflexiones y este blog a rachas intermitentes no he pasado.

Y lo que me llama muchísimo la atención y por lo que escribo estas líneas, es porque echo de menos escribir. Lo extrabaña tanto, que hace más o menos un mes, cuaderno en mano, me senté en el balcón de casa a escribir. El día estaba precioso. Mis abejas (tengo una colmena en el balcón) seguían su rutina ajenas a mi estado de agitación, vuelo va, vuelo viene, trayendo polen y resina en sus patitas. Lo hice durante una hora más o menos. No escribí nada que vaya a cambiar la humanidad, pero ... sí me cambió a mí. Me sentí feliz.

Saludos.
Óscar PC.