5/2/14

Acentuando en el acento

Hoy tuve una de esas reuniones que preveía algo aburrida. El motivo es que fui elegido representante de mi departamento para organizar un simposio en el que me instituto de investigación contará al mundo un poquito de lo que hacemos aquí. Lo de aburrido es porque hasta cierto punto, creo que nuestro papel ha sido hasta ahora más representativo que realmente activo a la hora de diseñar el seminario. 

Aún así, la cosa se puso interesante cuando estábamos eligiendo candidatos a hacer presentaciones. Sugerí un nombre y noté que no hubo mucho consenso. De acuerdo. Seguimos con las nominaciones. Sugerí para otra categoría otro candidato, y cuál es mi sorpresa cuando me responden, que mis candidatos "tienen un acento (no inglés) muy marcado" y no saben si se les entenderá. Y abierta la veda, empezaron a poner más ejemplos de personas a las que no entienden por su acento. ¡Guau! Ellos lo comentaban y reían, pero yo, como persona "con acento", estaba a cuadros, o mejor dicho, a "octaedros". 
Claro, en este punto, ya pregunté:
- "No decís nada de mí porque estoy delante, ¿o es que tampoco me entendéis cuando hablo?".
A lo que respondieron que dentro de mi acento, se me entendía.
No me quedé del todo satisfecho.

Y aquí se me abre de nuevo un debate en mi mente. Efectivamente, yo tengo acento, y efectivamente, yo voluntariamente emigré de mi país a este país de habla inglesa, con lo cuál, acepto mis limitaciones: nunca llegaré a tener el nivel, o la fluidez, o la espontaneidad, o el nivel de entendimiento, como un nativo parlante. Lo sé, lo asumo. A veces me entristece perderme sutilezas, bromas, cachos de películas, qué leches me dice mi mecánico cuando hablamos por teléfono (no he logrado entenderle en 3 años), o mi torpeza en determinadas situaciones al expresarme. Asumido porque todo eso queda en algo mínimo comparado con todo lo bueno que obtengo a cambio: me encanta estar entre dos culturas, me apasiona tener un pequeño reto diario de aprender alguna palabra o expresión nueva y todo ello me mantiene vivo. Por no hablar de todo lo bueno y todas las grandes personas que este país me da.
Aún así, y aquí está el debate de todo ello, no he sido muy consciente hasta ahora de que lo quiera o no, estoy en "desigualdad de condiciones" y eso requiere un pequeño esfuerzo por mi parte. Mi primera reacción ha sido de "victimismo", pero no, odio los victimismos. Así que desde mi posición "octaedral", intento verlo desde el prisma de, esto es lo que hay, y en general las personas somos así, escuchamos a quién se expresa mejor, en este caso, a quién habla mejor. Moraleja, tengo que asumir que requiero un pequeño extra esfuerzo, que inconscientemente creo que ya lo sabía, pero hoy ha sido consciente.

Como pequeña ayuda. He notado que si hablo un pelín más despacio, mi mente tiene más tiempo para pensar y expresarme algo más fluido.

Por otra parte, he de reconocer que tener un acento me ayuda en otras situaciones, sobre todo sociales. No hay nada como abrir la boca en un evento social, para que "tu acento te delate" y alguien te pregunte de dónde eres. Es lo mejor para romper el hielo.

Un abrazo para todos.
O.