Día nublado, de esos en los que todo está oscuro y amenaza con llover en cualquier momento. Paraguas en mano.
Hora del almuerzo en el café de cada día; día a día que me ha permitido construir la familiaridad para dirigirme al refrigerador y tomar una botella de agua e ir a la máquina de café donde están todos los vasos limpios y coger uno.
-“Risotto, por favor”
-“¿La mesa de la esquina? ¿Cappuccino después de comer?”
-“Sí, muy bien”.
Perfecto, la mesa que da más intimidad de entre todas las mesas. Y yo, completamente impaciente y alegre por empezar mi nuevo libro que compré ayer. Comprar un libro da un particular regustillo. No sé muy bien por qué. No sé si es porque me siento intelectual y me miro a mí mismo y me da gusto o porque ese grupo de páginas puede encerrar una historia con la que me emocionaré y reiré o lloraré.
El caso es que todo ha sido sereno y muy agradable: la mesa, el risotto, las primeras páginas de una historia que se aventura interesante, el café con leche y dos de azúcar, el color de las nubes azul oscuro a través de las ventanas, las puertas cerradas por el viento y yo sintiendo todo esto.
Feliz semana. Óscar PC.
Óscariño,
ResponderEliminar¡qué bonitos siempre tus retratos de un-instante-en-mi-vida! Me gusta imaginarte feliz, sereno. Sólo lamento que estés tan lejos.
Un beso muy grande!
¡Qué vueltas da la vida!. Hace más de 10 años nos juntabamos a comer todos los días no menos de 12 personas, juntando mesas por la cafetería de una universidad... Y ahora encuentras la serenidad en una esquina de un café, ¡con un Capuccino!. Como cambian las necesidades, ¿no?. Yo sigo siendo incapaz de comer sólo.
ResponderEliminarCuidate y hasta pronto.
Que razón tienes Alberto! hoy me ha venido a la cabeza el apodo que le había puesto a nuestro grupo Lailoken, un compañero del departamento, "El ocho"... precisamente porque siempre juntabamos dos mesas redondas para comer en la cafetería... y la risa escandalosa de Óscar, que se oía desde la planta de arriba, incluso en hora punta...
ResponderEliminarNos hacemos mayores, chicos...