13/5/08

Un día de invierno

La última vez que fui a una cafetería a estudiar tenía la excusa de hacer tiempo para que la espera para verte se me hiciera más corta.
Estaba nevando. Era una tormenta que hacía difícil el caminar. Había tanta nieve acumulada que en cada paso se me hundía la pierna y ésta quedaba cubierta hasta la rodilla.
Cuando logré llegar a la cafetería, vi que estaba cerrada y me tuve que volver a casa, a esperar solo.

No fue mucho tiempo. Toc toc. Abrí la puerta y allí estabas tú, sonriente, con la nariz roja por el frío, tus botas de montaña, ese gorro tan gracioso y esos ojos azules celeste que se me clavaron y me dijeron: "Lo que hago por verte".
Contigo ya me sentía en primavera. Esos días fueron tan felices para mí, que no importaba ni el frío ni la nieve. Solo tú.
Espero que te acuerdes de este día tan especial y de tantos otros.

Y aquí estoy hoy, estudiando en un cafetería en un día lluvioso. La diferencia es que hoy no espero a nadie y me acuerdo de ti.
Un beso.

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