Sydney, 21 de junio de 2008

Aquí estoy de nuevo. Es una sensación extraña estar por segunda vez en un lugar tan lejano y tener el sentimiento de estar empezando de nuevo.
El viaje fue larguísimo. Supongo que la vez anterior la emoción de lo desconocido jugó a mi favor.
Dejé Europa leyendo el periódico mientras el avión despegaba. Las dos noticias que me llamaron la atención contrastaban mi sentimiento europeísta:
La primera, la decisión de aumentar la jornada laboral legal a 65 horas por semana. Aún está por votar en el parlamento, pero me parece un retroceso a la época de la revolución industrial.
La segunda, mucho más optimista, es la legalización del matrimonio homosexual en Noruega, con el aliciente de que al estar Iglesia y Estado unidos, el matrimonio puede celebrarse en la iglesia.

Sydney me recibió frío y lluvioso. Parece que el tiempo va mejorando poco a poco.

Betty me ha acogido en su casa y me trata como a un hermano al que apoyar en sus primeros días de trabajo, búsqueda de casa y adaptación a la nueva vida. La verdad, que todo habría sido mucho más difícil sin ella. Gracias Betty, de corazón.

El trabajo creo que empezó con buen pie y estoy contento. Ya estoy instalado en la oficina y me gustan mis primeras tareas.

La búsqueda de casa está en marcha. Hoy he visto ya unos 5 hogares y me dispongo a ver otros tantos. Esto sí que me tiene agotado. Pero creo que mañana ya tomaré una decisión y espero que la persona que elija me quiera a mí también. Esto me recuerda a los programas de televisión donde se iba a buscar pareja y los dos tenían que ponerse de acuerdo en base a una pequeña conversación.

Aquí os dejo la foto que encontré en el aeropuerto de Madrid antes de iniciar mi viaje hacia acá.

Un beso a todos. Os he echado de menos. oscar.