28/1/09

Muelas y dientes

La semana pasada estaba lavándome los dientes frente al espejo y decidí hacer una inspección ocular a los mismos. Me apoyé en el lavabo, me puse cerca del espejo y abrí la boca:
“Aaaaaaaaa” (sonido que salió espontáneamente al abrir la boca para inspección)
“Ohhhhhhh” (sonido de sorpresa al descubrir en mis dos muelas inferiores izquierdas dos manchas negras, seguramente caries).

Sí señores, qué sorpresa. Desde luego que la dentadura es de lo más desagradecida. La lavo cada vez que como algo y ella me paga con dos caries que se traducirán en empastes y sacudida a la cuenta corriente. La verdad, es que hace al menos año y medio que no voy al dentista. Es que el tiempo pasa volando. Recuerdo que fui antes de irme a Estados Unidos y luego al volver a España, con el lío de la tesis, mi salud bucal paso a un segundo plano.

Así que me puse a buscar en Internet el dentista más cercano. Llamé y una voz amable me dice al otro lado del teléfono que para qué deseo ir al dentista. Quiero decir que para una revisión rutinaria, pero lo de “routinary revision” parece no entenderlo, así que decido explicarme mejor. La voz amable concluye, algo aturdida por mi charleta, que lo que quiero es un “check up” (fíjate que fácil, un chequeo en español, joder, por qué no traduciré mas literalmente de vez en cuando. Sólo tengo que cambiar la palabra en español por la de inglés y añadir “up”, “out” o lo que me salga en el momento).

Bueno, pues hoy me he presentado en mi dentista. Me ha caído muy bien. Un tipo muy majete que se llama Kevin. Y cuando llegas, te dan unas gafas de sol de lo más modernas para que la luz de la camilla no te ciegue. Qué considerados.

Resulta que mis caries, son manchas. ¿ ¿ ¿Manchas??? Pero si me lavo, me froto y me refroto los dientes. Pues según Kevin, si bebo café (que lo bebo, y en cantidades industriales), té (que me he aficionado) o vino tinto (joé, pues claro que bebo vino tinto de vez en cuando) mis dientes están predestinados a sufrir de manchas temporales.

Sin embargo, tengo un par de mini caries entre dos dientes porque, según el odontólogo, debo pasarme mejor el hilo dental. ¿ ¿ ¿Hilo dental??? “Ejem ejem” (onomatopeya de carraspera provocada).
Me he incorporado de mi letargo de la camilla y alzando mis gafas de sol confesé cual papagayo, “Kevin (pausa), entre tú, yo y tu auxiliar de clínica rusa con cara de pocos amigos, no me paso el hilo dental casi nunca”. Y es que lo admito señores, el hilo dental me aburre, me hace sangrar las encías y no tengo paciencia. Pero parece que es necesario.

Aún así, para levantarme el ánimo y tener excusa para cobrarme 100 dólares más, Kevin+auxiliar con cara de malas pulgas me han hecho una limpieza y me siento como nuevo. He estado sonriendo a todo el que me he encontrado desde que estoy limpio (bucalmente hablando, porque uno es muy aseadito en general).

Un abrazo para todos.

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