Lunes por la mañana. Suena el despertador. Cinco minutos más que pasan como si fueran medio segundo. Sin casi poder abrir lo ojos, desayuno, escucho las noticias y llamo a mi tía a España porque hoy era su cumpleaños (lo bueno del horario de verano, la hora de levantarme es la hora de acostarse en Europa). Me pone de buen humor hablar con los míos como si estuviera cerca de ellos.
Hace un día radiante en Sydney. Recojo la ropa de la cuerda del patio. Increíblemente, la tendí ayer y las arañas de Australia, que parecen más avispadas que las europeas, han tejido ya alguna que otra telaraña cerca de mis sábanas y toallas. Sacudo una y otra vez todo, porque ya varias personas me han hablado de una clase de arácnido que vive en nuestras casas y es mortal. En buena hora me contaron esa historia.
Casco en la testa, compruebo que las ruedas de la bicicleta están lo suficientemente hinchadas y me lanzo a subir la primera cuesta arriba, la de mi calle, que es la primera meta del día. Hoy no hay mucho tráfico y he llegado rápido al trabajo.
Enciendo la computadora y a trabajar.
A media mañana, mi compañera me sorprende trayéndome un café recién hecho. ¡Qué puede ser mejor que alguien se acuerde de ti y te traiga un café! La acción realmente me conmueve y me hace sentir feliz. Aparte de lo mucho que me gusta el café.
Mi mañana de lunes va siendo más mañana de martes o miércoles. A continuación, recibo un mensaje de texto en el teléfono móvil de lo más romántico. ¡Vaya! Estoy en racha. Quiero que todas las mañanas sean mañanas de lunes.
Un abrazo y buena semana para todos.
Óscar.
Hace un día radiante en Sydney. Recojo la ropa de la cuerda del patio. Increíblemente, la tendí ayer y las arañas de Australia, que parecen más avispadas que las europeas, han tejido ya alguna que otra telaraña cerca de mis sábanas y toallas. Sacudo una y otra vez todo, porque ya varias personas me han hablado de una clase de arácnido que vive en nuestras casas y es mortal. En buena hora me contaron esa historia.
Casco en la testa, compruebo que las ruedas de la bicicleta están lo suficientemente hinchadas y me lanzo a subir la primera cuesta arriba, la de mi calle, que es la primera meta del día. Hoy no hay mucho tráfico y he llegado rápido al trabajo.
Enciendo la computadora y a trabajar.
A media mañana, mi compañera me sorprende trayéndome un café recién hecho. ¡Qué puede ser mejor que alguien se acuerde de ti y te traiga un café! La acción realmente me conmueve y me hace sentir feliz. Aparte de lo mucho que me gusta el café.
Mi mañana de lunes va siendo más mañana de martes o miércoles. A continuación, recibo un mensaje de texto en el teléfono móvil de lo más romántico. ¡Vaya! Estoy en racha. Quiero que todas las mañanas sean mañanas de lunes.
Un abrazo y buena semana para todos.
Óscar.
jajaja que buen lunes!!! hoy ya es miercoles por la noche pero igual me ha causado mucha gracia(aunque para ti debe ser jueves! jo que adelantado que estas :P)
ResponderEliminarun besote, que estes bien y que sean siempre mañanas de lunes!!
t.
pd:eso de las arañas me ha puesto a pensar en mi epoca vzlana cuando acostumbraba revisar los zapatos antes de ponermelos, la ropa, sacudir la cama antes de entrar en ella y muchas otras pequeñas cosas que ya hasta he olvidado, es que europa te desconecta de la naturaleza!!
hola cariño, me gustó tu post y el ver que estás contento. Es que tienes don de encontrar las pequeñas bellezas del mundo, como eso del café. aun más bonito es que luego, nos las compartes. Algún dia quiero visitarte por alla en sydney!! besos!!
ResponderEliminarChiquillo a disfrutar la racha. Mi blog ya esta operativo. un beso.
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